Dicen que hay recetas que no solo alimentan el cuerpo, sino también el alma. Que cuando las preparas, la cocina huele a infancia y el corazón se te llena de calma.
Este arroz con leche es una de esas recetas. En mi casa, era el postre de los días especiales. De los domingos de frío, de los días tristes… o de los días felices que había que celebrar con algo dulce.
La receta es de mi abuela. Una mujer sencilla, de manos firmes y voz dulce, que no necesitaba ni báscula ni cronómetro: cocinaba a ojo, pero con una precisión que ya quisiera un chef con estrella. Su arroz con leche era medicina, era mimo, era hogar.
🧓🏼 Una anécdota de infancia…
Recuerdo un día que llegué del colegio llorando porque una compañera me había roto mi goma favorita. Una tontería, vista desde ahora. Pero para mí, en ese momento, el mundo se me vino abajo.
Mi abuela, sin hacerme demasiadas preguntas, me limpió la cara con el delantal, me sentó en la mesa y me dijo:
“El arroz con leche no arregla el mundo, pero mientras lo comes, parece que todo va mejor.”
Y así fue. Ese día aprendí que hay postres que te abrazan.
✅ Ponle canela a tu gusto

🍚 El arroz con leche que te devuelve la alegría
Description
La receta es de mi abuela. Una mujer sencilla, de manos firmes y voz dulce, que no necesitaba ni báscula ni cronómetro: cocinaba a ojo, pero con una precisión que ya quisiera un chef con estrella. Su arroz con leche era medicina, era mimo, era hogar.
Ingredientes
Instrucciones
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Enjuaga el arroz con agua fría para quitarle parte del almidón.
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En una cazuela amplia, pon la leche a calentar con la piel de limón, la rama de canela y una pizca de sal.
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Cuando rompa a hervir, añade el arroz y baja el fuego al mínimo. Déjalo cocer removiendo de vez en cuando, durante unos 45 minutos. La leche debe reducirse y espesar.
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Añade el azúcar (y si quieres, nata) y remueve con cariño otros 10 minutos. Verás cómo se vuelve más cremoso aún.
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Retira la canela y el limón, y reparte en cuencos o cazuelitas individuales.
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Espolvorea con canela en polvo al gusto. Deja templar o enfría en nevera.
Note
Consejo MariPili: si lo dejas reposar toda la noche, al día siguiente está incluso mejor. Y si lo sirves en cazuelitas de barro, directamente te lleva de vuelta a casa de tu abuela.