Hoy te traigo una receta sencilla pero elegante, de esas que sorprenden en la mesa sin necesidad de complicarse. Las patatas asadas son la base perfecta: crujientes por fuera, tiernas por dentro y siempre resultonas. Si las acompañamos con una cremosa salsa tártara casera y unas lonchas de salmón ahumado, el resultado es un plato delicioso, fresco y con un aire especial.
Ideal como entrante en una comida familiar, para un picoteo con amigos o incluso como cena ligera y diferente. Una receta fácil, rápida y con ese toque gourmet que demuestra que con pocos ingredientes se pueden crear grandes platos.