En la cocina de antes no se tiraba nada, y de ahí nacen algunos de los postres más ricos y entrañables. El budín de pan casero es uno de ellos: sencillo, económico y perfecto para aprovechar ese pan duro que siempre queda en la despensa.
Con unos pocos ingredientes básicos –pan, leche, huevos y azúcar– se consigue un postre suave, jugoso y lleno de sabor, que además admite mil variantes: con canela, ralladura de limón, pasas o un toque de licor.
Es ideal para preparar en cualquier momento, ya sea como merienda familiar, postre de domingo o incluso para llevar a una reunión. Y lo mejor es que, además de evitar desperdicios, nos conecta con esas recetas de toda la vida que siempre saben a hogar.